Hernia de hiato, reflujo gastroesofágico y dolor de estómago
¿Qué es la enfermedad por reflujo gastroesofágico?
El esófago es un conducto muscular encargado de transportar la comida desde la boca hasta el estómago. En el estómago, los alimentos se mezclan con los ácidos gástricos para empezar su digestión, por tanto, la mucosa del estómago está preparada para soportar la acidez. El esófago, en cambio, posee una mucosa similar a la de la boca, y no está preparado para los ácidos gástricos.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico es aquella en la que, por razones diversas, el contenido ácido del estómago refluye al esófago y aparecen síntomas o alteración de los tejidos del esófago.
Es por eso que existen diferentes barreras que mantienen aislado el contenido ácido del estómago de la mucosa del esófago. Esas barreras se localizan en la zona en la que el esófago se une con el estómago. Principalmente se trata de una especie de válvula muscular, el esfínter esofágico inferior, que se abre para dejar pasar el alimento y se cierra para evitar que el contenido estomacal pueda volver atrás.
¿Por qué se produce la enfermedad por reflujo gastroesofágico?
Para que se produzca la enfermedad por reflujo gastroesofágico deben darse distintas condiciones a la vez, entre las que destacan:
En primer lugar, que el contenido gástrico tenga una mayor probabilidad de refluir al esófago: (1) porque el contenido gástrico esté más cerca de la región gastroesofágica (como cuando alguien se estira en la cama después de comer), (2) porque aumente la presión dentro del estómago (en caso de obesidad, embarazo, ropa apretada…) o (3) porque aumente el volumen del contenido gástrico (por ejemplo, después de comidas copiosas).
En segundo lugar, que fallen las barreras que mantienen el contenido ácido del estómago debido a: (1) que disminuya la presión del esfínter esofágico inferior (distintas substancias, de las que hablaremos más adelante, pueden alterar la contractilidad del esfínter), (2) que aumente la presión externa y afecte la presión del esfínter esofágico inferior (por ejemplo, cuando aumenta el tono del diafragma en caso de estrés o ansiedad) o (3) que el esfínter esofágico inferior se encuentre desplazado (por ejemplo, en caso de hernia de hiato).
Hernia de hiato y reflujo gastroesofágico
La mayoría de los pacientes con síntomas por reflujo gastroesofágico tienen hernia de hiato, que es la salida de parte del estómago hacia la cavidad torácica a través del hiato esofágico del diafragma. No obstante, la mayor parte de los pacientes que tienen hernia de hiato no tienen un reflujo importante.
¿Cuáles son los síntomas del reflujo gastroesofágico?
El reflujo gastroesofágico suele ser asintomático excepto si existe esofagitis. La pirosis, que es la quemazón, acidez o ardor de estómago, es el síntoma más frecuente. Pueden aparecer también otros síntomas como la regurgitación ácida (sensación de ácido en la boca), dolor torácico o incluso dificultades para tragar o para que pase el alimento por el esófago (disfagia).
En ocasiones, también pueden aparecer síntomas respiratorios, debidos al paso de pequeñas cantidades de acido al árbol respiratorio. Eso suele reconocerse debido a la aparición de faringitis o laringitis repetidas, afonía, tos crónica, broncoespasmo, neumonía o incluso asma crónica.
En los niños, el síntoma mas frecuente es la regurgitación excesiva, que suele producir síntomas respiratorios. En caso de que este trastorno no sea diagnosticado, puede resultar en la aparición de anemia o incluso en retraso del crecimiento.
Remedios para evitar el reflujo gastroesofágico
Los últimos estudios científicos sobre el tratamiento del reflujo gastroesofágico confirmaron que es necesario un abordaje integral de este trastorno. En primer lugar, es necesaria una modificación del estilo de vida que incluya la pérdida de peso, la elevación de la cabecera de la cama al dormir, cambios en la alimentación; evitar hacer comidas demasiado copiosas, evitar acostarse inmediatamente después de ellas, abstinencia de tabaco y evitar fármacos que disminuyan la eficacia del esfínter esofágico inferior (consulta a tu médico).
Por ello, puedes ponerte en contacto con nuestra dietista-nutricionista, ella te ayudará a planificar estos cambios, con unas pautas higiénicas, dietéticas y de ejercicio que te ayuden a mejorar tu bienestar y calidad de vida. A modo de introducción, ten en cuenta lo siguiente:
- Comer despacio y masticando bien para que la digestión sea lo más óptima posible.
- Hacer ágapes poco abundantes, sin llegar a la sensación de “estar lleno”.
- No beber agua durante las comidas.
- No estirarse justo después de las comidas.
- Cenar temprano (unas 2-3 horas antes de acostarse).
- Estirarse sobre el lado izquierdo del cuerpo para permitir un mejor vaciado gástrico y con la cabeza y la parte superior del tronco ligeramente inclinada.
- Realizar actividad y/o ejercicio físico de manera regular.
- No comer antes de realizar ejercicio físico.
ALIMENTOS ACONSEJADOS | ALIMENTOS A EVITAR |
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Vegetales y tubérculos. Fruta (excepto los cítricos). Cereales (arroz, quinoa, trigo sarraceno, pan integral…). Legumbres (si se toleran bien). Pescado blanco. Huevos (sin abusar). |
Alimentos grasos (aceite, embutido, carne con un alto contenido graso, pescado azul, frutos secos, quesos curados, bollería industrial). Chocolate. Alcohol. Bebidas carbonatadas. Café. Alimentos / especias picantes. Tomate y derivados (salsas). Cítricos. |
Si estos cambios no son suficientes, y sigues con síntomas, ponte en contacto con nuestros médicos, que podrán hacer una valoración más profunda de tu caso y aconsejarte, en caso de necesidad, algunos complementos o fármacos que te ayuden a controlar la acidez estomacal y a restablecer la barrera protectora de la mucosa esofágica.