Fui por recomendación de la dentista Monmany. La verdad que ir al dentista no es lo más atractivo del mundo y al final uno lo retrasa, y acaba yendo por salud. Pero tras conocer esta clínica no me importaría volver. La localización es buena y bien comunicada en metro y tren, la clínica tiene un espacio agradable y sobre todo el capital humano es genial y, concretamente, Nuria que se mostró profesional, paciente, atenta y directa al problema por el que iba, preocupándose de la rutina de uno para mejorar, … En resumen, se ha convertido en mi dentista de confianza.